“Comunicación en pareja hacia una sexualidad placentera”
Es conveniente delimitar esta temática para entender a qué nos referimos exactamente cuando hablamos sobre sexualidad.
La sexualidad es un sistema muy complejo que comprende desde el nivel biológico hasta el nivel cultural, incluyendo las relaciones, lo social... Cuando se habla de sexualidad, vemos cuán limitado es pensarla exclusivamente como genitalidad (Coito) enfocar el placer solo en los genitales puede ser un error que impide a los amantes conocer los reales placeres que puede arrojar el disfrute del cuerpo, el cuerpo puede reaccionar sexualmente ante estímulos táctiles, visuales, verbales, también influyen aspectos de orden emocional, y psíquico en el encuentro de la pareja, la sexualidad es la relación del sujeto con el entorno, desde sus propias necesidades y deseos, regidos por el principio del placer. Ponerle palabras a la sexualidad, humanizar la sexualidad hace que el placer pase por la palabra, es lo que nos permite al otro comunicarle sobre nuestro goce, de lo contrario nos quedaríamos en una sexualidad instintual, pulsional.
En este sentido, para que existan buenas relaciones sexuales en la pareja debe producirse una complicidad entre ambos, un gusto por estar con la otra persona, que nos motive su forma de ser, de pensar, poder entender de su placer, porque me lo puede transmitir y lo puedo complacer. Por ello está claro entonces que lo sexual en una pareja es el reflejo de la dinámica de la relación (equilibrada, placentera, armoniosa o por el contrario rencorosa y hostil) por ello en la sexualidad tenemos que dejar al margen ciertas cuestiones morales, tabues, miedos, represiones, pues sólo sirven para inhibir y distanciarnos del otro.
Una sexualidad ampliada, que trascienda de lo genital e inmediatista permitirá al individuo un amplio abanico de satisfacciones, puesto que son dos cuerpos que se unen y pueden vislumbrar la erotica de sus cuerpos en una ceremonia sensual.
El deseo no es sólo de carácter sexual. Es todo aquello que nos proporciona algún tipo de satisfacción y placer. Es lo que hace que las personas se muevan, tomen decisiones. Dentro de ese deseo se haya el deseo sexual propiamente dicho, que en algunas ocasiones se desplaza en este sentido, no es que desaparezca el deseo en la pareja, sino que el deseo se desplaza en otras cosas, con el paso del tiempo la energía de los deseos se ha puesto en otros elementos ( Hobbies, social, sublimacion, trabajo). Está claro sin embargo, que si no hacemos nada para estimular la continuidad del deseo de nuestra pareja, podria sufrir grandes riesgos la erotica de la pareja, es por esto que las relaciones hay que cuidarlas cada día, la sexualidad es un elemento más del vínculo entre la pareja, y una forma mas de desear.
Cuando los afectos se reprimen, se viven en silencio, repercuten directamente en el ámbito sexual empiezan a aparecer síntomas como: frigidez, impotencia, baja de deseo, venganza o ausencia de las relaciones sexuales. La falta de deseo nunca son verdaderas, los sujetos somos deseantes, entonces no se apaga el deseo, simplemente es desplazado hacia un síntoma sexual.
Los problemas sexuales comienzan cuando falla la comunicación, cuando se deja de hablar. El sexo no cae, se puede deformar, transmutar, esconderse, disfrazarse pero el sexo no se extingue.
Una buena comunicación sexual en pareja contempla :
No hacer al otro lo que me gusta que me hagan. Averigüemos lo que le gusta al otro y hagámosle saber lo que nos gusta.
Hablar de lo sexual está mucho más prohibido en las parejas que mantener relaciones sexuales. ¿por qué no querremos humanizar nuestra sexualidad? Hablar de lo sexual con la pareja puede transformar una sexualidad monótona en una sexualidad variada y divertida.
Estigmatizar al otro en sus gustos, una vez hablamos, allá hace diez años de nuestra vida sexual, y así quedó para siempre, ahora estamos aburridos ¿no habrá que resetear, que reinventar, que volver a conversar? Esas pautas que nos sirvieron en un principio pueden no servir ahora
El Placer, ¡qué líos arma! lo utilizamos para someter al otro, para chantajearlo, para convencerlo. Si amáramos por el simple hecho de gozar del amor, sin un objetivo, gozaríamos mucho más.
Hijos versus sexualidad, parece que en muchas ocasiones se sacrifica la sexualidad por la paternidad. Tener hijos es un beneficio extraordinario de hacer el amor.
No hay una sexualidad igual para todo el mundo, así que la sexualidad de esa pareja en concreto, hay que construirla, es única e irrepetible, por eso, sobre los actos sexuales concretos, no se pueden dar consejos generales. Podemos decir que hay otra manera de pensar la sexualidad que la habitual, pero no podemos establecer una mecánica sexual universal.
Síntomas sexuales como: La impotencia, eyaculación precoz en el hombre, la frigidez o vaginismo de la mujer, son síntomas terriblemente egoístas, no sólo los padece uno, sino que se los hace padecer al otro. Si no es por uno mismo, al menos por el otro, no estaría de más consultar con un especialista.
Considerar el cuerpo como un escenario de placer sumado a una buena comunicación de pareja, ayuda inexorablemente al disfrute erótico del vínculo.